TERROMONTERA COLORÁ
Uno de mis primeros encuentros con el arte tienen que ver con los sueños o pensamientos de un niño.
Soñaba con volar pero sobre todo me encantaban las alturas, buscar "rascacielos" en Córdoba. Cosa que nunca pasó (no existían).
Subir a pisos para mirar desde arriba ☝️ o estar subido a una escalera y mirar desde la tapia que mi corral tenía una terraza e indicar de ello a la gente que pasaba por la calle.
Pero mi gran dilema era saber qué altura tenían los bebés. No bebés normales: bebés gigantes.
Un día encontré la solución: un bebé gigante, para que se considerase GIGANTE, debería medir tanto como la TERROMONTERA COLORÁ, el terreno más alto e inaccesible de la zona.
Mi primer trabajo artístico se hizo en ese lugar, soy hijo de cabrero y tenía que ayudar a mi padre desde pequeño, podía tener 7 años aproximadamente.
Usé recuerdos de viajes, eran objetos que en los años 70 eran fáciles de encontrar en las ciudades turísticas: artefactos en forma de TV o bolígrafos que tenían una galería de imágenes; cada vez que pulsabas un botón, desde una mirilla aparecía una estampa típica de la ciudad.
La relación de los distintos objetos de souvenir con el espacio o con la búsqueda de los gigantes era que abría el objeto y metía insectos 🐜: hormigas, moscas…
Los metía dentro y cada vez que miraba veía los rincones típicos de la ciudad con el animal dentro. Los dispositivos llevaban una lupa que los hacía aumentar y se veían gigantes. Podías ver hormigas o moscas gigantes en el interior de la Mezquita o subiendo por la Giralda de Sevilla.
El arte es unir puntos que parezcan sin sentido y dárselos tú mismo. El arte ya está, existe en todo lo que nos rodea. No todos saben verlo, no todos saben sentirlo.
Zamora Machuca